En Egipto y en China ya lo emplean desde la Antigüedad, e Hipócrates y Galeno -en Grecia y Roma- fueron férreos defensores de sus muchos efectos beneficiosos. En Europa y América los médicos comenzaron a usarla a principios del siglo XIX y desde ese mismo instante ha venido confirmándose clínicamente lo que la observación había mostrado desde hace más de tres mil años: que la "terapia de las tazas chinas" o el cupping (de cup, "taza" en inglés) consistente en aplicar tazas o vasos a modo de ventosas sobre determinados puntos energéticos del cuerpo descritos por la Acupuntura -que normalmente se localizan en la espalda y en el estómago- aporta numerosos beneficios tanto físicos como psíquicos -ya que nos ayudan a liberar endorfinas-. Así, su uso es productivo contra las atrofias musculares; la celulitis; alergias; determinados casos asmáticos; ciática; ansiedad, depresión o problemas emocionales; dolencias musculares y articulares; dolor menstrual; dolores abdominales; dolencias de la piel, inflamaciones, problemas circulatorios; estreñimiento y otras patologías digestivas e intestinales; fatiga; estrés; hipertensión; jaquecas; insomnio; problemas respiratorios tales como tos, congestión, resfriados; sobrepeso y varices.
En esta imagen vemos a un paciente de una clínica de Shenyang, al noreste de China, recibiendo tratamiento durante el cual le colocan en la espalda trozos de bambú que han sido previamente hervidos. Esta terapia pretende aliviar sus dolores de cuello.
Según los propios expertos, la succión desbloquea los puntos energéticamente obstruidos, reanuda el flujo de energía vital o Qi por todo el cuerpo y ayuda al organismo a eliminar toxinas y recuperar la salud. Pero es que los resultados positivos son inmensos puesto que no solamente alivia el dolor sino que activa la circulación sanguínea y de los demás fluidos corporales a la par que mejora la regulación de las funciones del sistema nervioso. Convenientemente aplicado, limpia las arterias, venas y capilares, y elimina las inflamaciones o retenciones de líquidos. Activa la piel lo que mejora las varices. Relaja los músculos y tendones entumecidos o anquilosados. Mejora el peristaltismo intestinal y la secreción de jugos digestivos. Estimula la secreción hormonal y retrasa el proceso de envejecimiento. Mejora el funcionamiento de las articulaciones y moviliza las grasas localizadas. En definitiva, mejora el estado de ánimo en general, calmando nuestro estrés y eliminando la ansiedad.
El procedimiento a seguir no siempre es el mismo. La técnica más usada por los terapeutas es aquella consistente en hacer deslizar cada pocos minutos unas tazas por la espalda mientras se mantiene el efecto ventosa. Es por ello que antes de colocarlas se aplica aceite sobre la piel del paciente a fin de facilitar los movimientos posteriores. En cambio, para tratar problemas de tipo respiratorio es frecuente colocar las tazas a modo de ventosas y dejarlas inmóviles sobre la piel alrededor de un cuarto de hora.
El paciente, estará sentado o tumbado, y con la piel limpia. Los especialistas en esta técnica emplean distintos tipos de tazas en su aplicación: de barro, madera, bambú, cristal, plástico, cuernos de animales y magnéticas. Aunque las más utilizadas son las de plástico y cristal, ya que permiten la observación del proceso. Suele aplicarse con calor, ya que éste ayuda a abrir todavía más los poros. Para ello previamente se calienta la taza quemando dentro un algodón con alcohol. Algunas veces también se realiza una punción para extraer sangre o líquidos retenidos. No obstante, el cupping puede también realizarse mediante el uso de una bomba de succión. En este caso la aspiración se realiza con una pera de goma sobre la zona a tratar.
Acabada la sesión se retiran las tazas practicándose seguidamente un profundo masaje de los tejidos de toda la espalda incidiendo con los dedos en los puntos de mayor dolor o rigidez muscular. La mayoría de pacientes sostienen que unos pocos minutos de cupping resultan incluso más beneficiosos y efectivos que media hora de masaje general.
No obstante, y como en todo, también hay efectos secundarios, muy leves, sin embargo: ligero mareo tras la aplicación de la terapia derivado de las numerosas y potentes reacciones orgánicas que el propio tratamiento estimula y que se pasa en unos pocos minutos, y en la zona tratada nos quedarán marcas circulares similares a un hematoma que desaparecerán a lo largo de una semana, también es posible que tengamos algo de fiebre. Por lo que se hace imprescindible el acudir a un auténtico profesional que sepa de lo que va el tema.
Si estás interesado en someterte a uno de estos tratamientos debes saber además que será conveniente evitar las comidas pesadas el día de terapia o llevarlo a cabo en plena digestión, y que si estás embarazada deberás hacérselo saber previamente al terapeuta puesto que en este supuesto hay determinados puntos reflejos del cuerpo que no convienen ser estimulados. Por lo que concierne a los niños, no existe el menor riesgo puesto que los resultados son muy parecidos a los de la acupuntura pero sin el uso de las temidas agujas que tanto disgutan a los más pequeños y porque todo el proceso no suele sobrepasar los treinta minutos de tiempo.
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