Un modisto español, M. Torres, afincado en Londres (Reino Unido) desde hace más de una década, ha creado un tejido que se aplica en espray y que, según su creador, "revolucionará el concepto de vestir".
Cuando hace catorce años llegó a la capital británica para hacer un máster en moda, comenzó a sentir la "necesidad" de crear un tejido nuevo que le permitiera "comunicar algo diferente" con sus diseños. Fue entonces cuando comenzó las primeras investigaciones en el laboratorio para desarrollar un tejido que pudiera aplicarse en espray, con la particularidad además de que quien lo emplea puede moldear la tela a su antojo.
El uso es tremendamente sencillo: basta aplicar el espray sobre la piel descubierta, de manera que las fibras se van uniendo y formando un tejido con el diseño deseado cuyo grosor depende de la cantidad de producto que se utilice. La tela puede quedar ajustada al cuerpo o se puede ir separando de la piel para que la prenda resultante esté más suelta. Las fibras de tela, que pueden ser recicladas de prendas ya usadas y que permanecen suspendidas en el espray o aerosol, quedan perfectamente fusionadas, de manera que el tejido es tan consistente que incluso puede ser lavado.
Los esprays pueden contener fibras de tejidos naturales, como lana, algodón o seda, o sintéticos, como el nailon, y los colores también varían, así como los usos que se pueden dar a esta innovación.
Explica Torres que "el espray se puede usar para hacer manualidades, en automóviles para la decoración de interiores, como producto de limpieza, para hacer bayetas esterilizadas, o incluso como vendaje médico, por no hablar de las aplicaciones en el mundo de la moda para hacer grafitis en tela, cambiar texturas o diseñar incluso prendas completas".
Según su creador, una de las ventajas de este sistema es que permitirá la creación de "tejidos inteligentes" con partículas activas que incluyan perfumes o medicamentos, en el caso de los vendajes médicos. "Además es barato", comenta Torres, quien está "ansioso" por ver cómo la industria acoge el producto y qué aplicaciones se le van dando en la vida cotidiana.
"En el futuro, no habrá camisetas, el concepto va a cambiar, y la gente podrá vestir una parte delantera creada al momento. Todo depende de la aceptación", concluye Torres, quien se muestra especialmente "ilusionado" con las posibles aplicaciones médicas del producto.
Para Torres, mejorar la resistencia es una de las asignaturas pendientes de este invento que ha conseguido pasar directamente del laboratorio a las pasarelas.
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