Según una investigación, comprender el reloj biológico y el sueño de una persona podría ser tan fácil como estudiar un mechón de su pelo, ya que los folículos pilosos registran la actividad de unos genes que influyen en el momento en el que nos quedamos dormidos y en el que nos despertamos. Este hallazgo podría suponer un avance para comprender mejor los trastornos del sueño, algunos sin cura a día de hoy.
Nuestros ciclos de sueño están controlados, en gran parte, por los llamados 'genes CLOCK', los cuales varían su actividad durante el día, marcando el ritmo de nuestro reloj biológico, el cual impulsa nuestros ciclos circadianos (que nos dictan cuándo despertar y cuándo dormir).
El descubrimiento de estos genes tuvo lugar hace una década dentro de investigaciones sobre los tiempos de sueño y vigilia establecidos por el ciclo circadiano, pero su estudio había dado resultados escasos y poco fiables hasta que un equipo de la Universidad de Yamaguchi (en Japón) extrajo estos genes de folículos pilosos y logró aislarlos de forma que pudo trabajar de forma independiente con ellos.
Bastó con diez pelos de la cabeza de una persona para obtener información sobre estos genes. A un grupo de personas se les obligó a cambiar sus hábitos de sueño en aproximadamente cuatro horas durante tres semanas. Comprobaron que los genes que influyen en los patrones de sueño habían modificado su conducta en dos horas, un desajuste que puede explicar fenómenos como el 'jet lag' o la fatiga pese a que aunque se duerma mucho tiempo, se haga a deshoras.
Más grave resultó cuando los investigadores comprobaron que en trabajadores que habían modificado sus turnos hasta en siete horas, la actividad de sus genes apenas había cambiado en dos horas. Esto significa vivir en un 'jet lag' constante, lo que puede desembocar en graves problemas cardíacos y cerebrovasculares.
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