Una señora de 74 años, casada y ama de casa, fue dada de alta en un hospital local después de su primera admisión psiquiátrica. Llevada a otra clínica para una segunda opinión, recibió el diagnóstico de psicosis atípica por su firme creencia de que su esposo había sido sustituido por otra persona, rechazando dormir junto al “impostor”, cerrando la puerta de su habitación por la noche e incluso llegando a pedir a su hijo que le proporcionase una pistola. Cuando se la intentó hospitalizar, incluso peleó con la policía. En ocasiones, pensaba que su marido era su padre, que había muerto hace mucho tiempo, pero podía reconocer a otros miembros de la familia y únicamente era incapaz de reconocer a su esposo. Este caso puesto como ejemplo es lo que se conoce como el síndrome de Capgras, un raro trastorno mental en el cual una persona se aferra a la delirante creencia de que sus conocidos, más frecuentemente el cónyuge o un familiar cercano, han sido reemplazados por impostores de apariencia idéntica, y aunque es más común en pacientes con esquizofrenia, puede ocurrir en aquellos con demencia o lesión cerebral.
El síndrome inverso al de Capgras sería el síndrome de Fregoli, un trastorno en el que la persona cree firmemente que personas diferentes se tratan en realidad de una única persona que cambia de apariencia o está disfrazada. Su nombre está basado en el actor italiano Leopoldo Fregoli, famoso por su extraordinaria habilidad para realizar durante sus actuaciones cambios rápidos de apariencia. Este trastorno se documentó por primera vez en 1927 por dos psiquiatras que mostraron el caso de una mujer de veintisiete años que estaba totalmente convencida de que estaba siendo perseguida por dos actores con los que solía ir al teatro. Pensaba que esa gente “la perseguía de cerca, tomando la forma de gente que conocía”.
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