viernes, 19 de marzo de 2010

Una evolución no tan perfecta

La evolución ha abandonado aquel famoso y gastado principio de que solamente sobreviven las especies más fuertes. Jorg Zittlau, un periodista alemán, descubre en un libro por qué no todos los animales evolucionan siempre para mejorar.
Así, ¿por qué el escarabajo panza arriba no puede darse la vuelta? Esta y otras preguntas, respuestas y opiniones las encontrarás junto con multitud de detalles en 'De focas daltónicas y alces borrachos', libro donde se analiza cómo consiguen sobrevivir muchas especies a pesar de sus defectos naturales.
He aquí algunos de “los mejores defectos” de la naturaleza...:
Por ejemplo, los alces se convierten en Suecia, en algunas épocas del año, en grandes consumidores de frutas fermentadas que cuelgan de manzanos urbanos, sin saber que algunas cosechas tardías de esos frutos ocasionan importantes borracheras.
Algo parecido les ocurre a algunas aves que se refugian en Europa durante el invierno, que en ocasiones llegan tan hambrientas y exhaustas que se lanzan sobre algunas frutas que requieren de largos periodos para digerir y que contienen sustancias alcohólicas que anulan su capacidad de poder volar.
Otro defecto: la muerte de los escarabajos, que han sido capaces de desarrollar una muy robusta coraza a base de alas superpuestas, pero tan pesadas que cuando quedan panza arriba en una superficie lisa no pueden hacer nada más que patalear.
El hombre tampoco se salva de esas imperfecciones: por ejemplo, a juicio de Zittlau, empezamos mal desde el primer momento, ya que el nacimiento de un niño es prácticamente imposible sin la ayuda de otros, ya sea en un hospital de un país desarrollado o en la selva de Botsuana ya que los giros que tiene que dar el bebé humano para salir son "exclusivos" entre los primates. Y qué decís de su tendencia a acumular grasas, que hace que las personas sean cada vez más pesadas.
Otro ejemplo son las ballenas, uno de los animales más majestuosos del planeta y también daltónicas, como la mayor parte de los mamíferos marinos, que no les impide sobrevivir en un ambiente en el que el azul podría considerarse esencial.
¿Y el guepardo, demasiado rápido? Capaz de superar los cien kilómetros por hora, quizás sí, porque durante sus carreras explosivas no se abastecen de oxígeno por lo que al acabar jadean (en periodos que se pueden prolongar hasta veinte minutos) intentando recuperar fuerzas. Y mientras lo hacen, sus presas suelen pasar a otros depredadores.
Y no nos olvidemos del albatros y su problemas con la arrancada o los pingüinos y su torpe andar, un "defecto" en tierra que les cuesta la muerte en miles de casos.
El autor cita también el problema que algunos alces padecen con el tamaño de su cornamenta, con un peso que apenas pueden soportar, y que dificulta también sus movimientos y provoca que queden atrapados entre los árboles o los arbustos, y claro, no siempre el que cede es el árbol, y lo que se rompe es el propio alce.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sobre la acumulación de la grasa en los hombres, no es un problema, es una virtud. en la naturaleza viene bien la reserva energética, y ningun ser humano en estado salvaje acumularía grasa para provocarle una disminución de la movilidad, pues no conseguiría tanta comida y consumiría muchas mas energias.
El problema está en la sociedad actual, el sedentarismo y la sobrealimentación

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