lunes, 10 de noviembre de 2008

Theda Bara, la mayor vampiresa de Hollywood

En una fotografía fija publicitaria, Theda Bara, el prototipo de vampiresa de Hollywood,...

Theda Bara

...se cierne como un erótico buitre sobre los huesos desnudos de un esqueleto masculino, símbolo llamativo de los innumerables hombres que cayeron presa de sus perversas artimañas.
Aunque la palabra vampiro evoca generalmente visiones de cadáveres sanguinarios que regresan para sembrar el pánico entre los vivos, en el último siglo, aproximadamente, este término ha adquirido también otras connotaciones más sutiles. En algún momento del pasado, los estudiosos de lo sobrenatural comenzaron a advertir sobre otra clase de vampiro: uno que no estaba precisamente sediento de sangre, pero que a pesar de todo debía ser temido.
"Aunque realmente no succione sangre", escribe Montague Summers, vampirólogo del siglo XX, "es un vampiro que puede -consciente, o quizá inconscientemente- conservar su vida y devolver la energía a su estructura física absorbiendo la vitalidad de otros". Summers etiquetó a este singular tipo de personalidad parasitaria como "vampiro espiritual" y "esponja psíquica". Lo describía como un individuo que inevitablemente hacía que sus compañías se sintieran fatigadas y sin ánimo, como si les hubieran extraído toda la energía vital disponible.
Algunos estudiosos de lo oculto van aún más lejos, advirtiendo que estos vampiros psíquicos están infiltrados en toda la sociedad y que, aunque no inflijan ningún daño físico directo, no por ello son menos peligrosos. Para protegerse de esta sangría espiritual, un partidario de esta teoría recomienda apretar los puños mientras se camina por la calle para que la fuerza vital no pueda escaparse por los dedos y ser absorbida por los vampiros psíquicos que pueda uno cruzarse en su camino. Otra de las defensas propuestas es imaginarse a uno mismo rodeado por una niebla densa y blanquecina, que serviría supuestamente como escudo protector contra los piratas de energía.
Una variación del vampiro psíquico es la denominada "vampiresa"; más producto de la industria hollywoodense que de lo oculto, este término fue acuñado por los publicitarios para promocionar en 1914 el debut de la actriz del cine mudo Theda Bara, la primera mujer fatal de la pantalla. Aunque sus ojos oscurecidos por el kohl y su piel mortalmente pálida encajaban en la descripción física de la clásica criatura diabólica, Bara hacía papeles de vampira en sentido figurado. La actriz representaba a menudo a la aventurera seductora que atrapaba en sus redes a hombres vulnerables, a quienes chupaba dinero y posesiones, dejando de ellos sólo sombras patéticas de lo que habían sido.
El público atiborraba los teatros para poder echar un vistazo o abuchear a la cruel, sexy y exótica Bara. En sus más de treinta filmes, no se mantenía gracias a la sangre de sus víctimas, sino por el puro y perverso placer de arruinarlas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, espero que sigas aportando tan preciado contenido. Un beso.

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