Su Ciudad Antigua y Muralla fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en el año 1982.
Lo más curioso, sin embargo, es que la mayor parte de estos pequeños rascacielos están construidos literalmente con adobe (ladrillos de barro secados al sol) por lo que necesitan ser tratados periódicamente con un baño espeso de nuevo barro a modo de mantenimiento ya que incluso la lluvia tiene efectos corrosivos graves sobre las estructuras. Este mantenimiento se dificulta todavía más debido a que las calles son demasiado estrechas para que haya ningún tipo de transporte motorizado capaz de acceder a muchos puntos de la ciudad.
Los edificios más altos alcanzan las dieciséis plantas y una altura de hasta cuarenta metros, siendo el minarete, con cincuenta metros, el edificio más alto; y aunque la ciudad ha existido allí de un modo u otro desde hace más de dos mil años (existen datos de su existencia desde el siglo II a. de C.), la mayor parte de las hercúleas construcciones levantadas sin apenas recursos tecnológicos datan principalmente del siglo XVI (parcialmente restauradas en el s. XIX).
Sorprende que hayan podido sobrevivir hasta nuestros días en tales condiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario