domingo, 7 de diciembre de 2008

El hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo

Aunque la gran mayoría de los jugadores han abandonado la antigua creencia de que la caída del dado está controlada por los dioses, esa especie de idea-esperanza de que uno puede influir conscientemente el resultado del lanzamiento de los dados -o el giro de la rueda de una ruleta, o las figuras que surgen en una máquina tragaperras- continúa atrayendo jugadores insistentemente a los casinos de todo el planeta.
Buena parte de los científicos afirmarán que únicamente las leyes de probabilidad determinan que un jugador pierda o gane. La rama de las matemáticas conocida como cálculo de probabilidades predice lo que puede esperarse que suceda, por término medio, como fruto del azar. Por ejemplo, un jugador que busca conseguir un seis doble en una tirada de dados se enfrenta a unas probabilidades de treinta y cinco contra uno; es decir, de cada treinta y seis tiradas, el seis doble saldrá por término medio, una sola vez. Cuando alguien gana unas apuestas impresionantes (mil millones contra uno, por ejemplo) la teoría explica que, estadísticamente, era obligado que sucediese; aunque solo una vez de cada 1.000.000.001 ocasiones.
Uno de los ejemplos más famosos de esta inflexible ley de los términos medios es el protagonista de la canción, muy popular en otro tiempo, 'El hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo'. Un desconocido inglés, llamado Charles Wells, se convirtió en 1891 de la noche a la mañana en una celebridad, cuando hizo saltar la banca en la mesa de ruleta de un casino por un valor de 20.000 dólares -cantidad muy considerable para aquella época- y volvió a conseguirlo nuevamente y en contra de todas las apuestas al día siguiente. (Hacer saltar la banca en un casino no significa que el casino se va a la bancarrota. Significa tan solo que la mesa se ha quedado sin más fichas. En Montecarlo, se ponía un paño negro sobre la mesa cuando este hecho acontecía, señalando una especie de luto.)
Se dice que la llave del éxito de Charles Wells estuvo en jugar un sistema en el que apostaba diez fichas de inicio, y si perdía, reducía la apuesta a nueve fichas, ... en cambio, si ganaba, aumentaba una ficha. Sea como fuere, lo que sí se conoce es que con sus ganancias, Charles Wells se compró un barco a vapor que bautizó con el nombre de 'Palais Royale'. Aunque el resto de su historia no inspiró a ningún compositor. Al final, Wells regresó a las mesas de juego, donde perdió toda su fortuna y mucho más. Encarcelado más tarde por fraude, el hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo murió sin un céntimo. No podía ser de otra manera. ¿O sí?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por qué no podía ser de otra manera?

Porque el que escribió eso es un perdedor.

Wells.

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