lunes, 12 de abril de 2010

Kate, la bruja de Bell

John BellJohn Bell (Adams, Tennessee, USA) era un hombre de bien, un hombre apegado a las leyes de Dios y dueño de una próspera hacienda que tenía más de mil acres en el Condado de Robertson. Estaba casado y era padre de ocho hijos.
Un día de 1817, mientras recorría su finca y supervisaba a sus esclavos, John vio una criatura espectral, una entidad que tenía el cuerpo de un perro y la cabeza de un conejo. Le disparó varias veces con su escopeta pero la criatura solamente fue traspasada por las balas, continuó viva. A partir de ese día, y durante los siguientes años, la familia de John Bell sufriría todo tipo de apariciones extrañas.
Para comenzar, esa misma noche después de haber visto aquel misterioso e imposible ser, en el hogar de John Bell empezaron a escucharse ruidos y golpes como si hubiera alguien fuera de la casa que quisiera entrar dentro. Se escuchaban también gemidos, llantos y arañazos como si algo, como animales con garras, quisieran efectivamente entrar.
Durante los meses que continuaron la familia apenas si podía dormir una noche entera porque al margen de aquellos ruidos fuera del hogar, alguna fuerza extraña les rozaba el cuerpo, les movía la cama, e incluso a una de las hijas de John algo desconocido la golpeaba de tal manera que solía amanecer con arañazos y moretones.
Aquella fuerza misteriosa que se había hecho con el control de la casa de los Bell era, además, bastante comunicativa y en una ocasión se manifestó confesándoles que era el espíritu de una persona que había sido asesinada y enterrada en el bosque. Pero no era cierto... Maligna y mentirosa, en otra ocasión les dijo que en verdad se trataba del espíritu de un viajante que había muerto tratando de encontrar un tesoro escondido comunicándoles a su vez a los niños de Bell en dónde estaba enterrado. Al día siguiente los hijos del hacendado corrieron al campo guiados por el fantasma y buscaron afanosamente sin encontrar nada. Esa noche se oirían las carcajadas de aquella presencia que se burlaba de la credulidad de los pequeños.
Finalmente, en otra ocasión el fantasma les dijo que era el espíritu de Kate Batts, una mujer con quien John Adams había tenido tratos de negocios y con quien había discutido y peleado por que dichos negocios no fueron favorables para ella. Ante muchos testigos Kate había jurado vengarse de John Adams por la afrenta recibida. Y a pesar de que durante los años que el fantasma se empezó a aparecer Kate Batts aún vivía, la gente del pueblo empezó a llamar "Kate" al fantasma, y así quedó identificado para la historia como Kate, la bruja de Bell.
Kate empezó a aparecerse a muchas más personas del Condado de Robertson a quienes les decía que iba a atormentar a John Bell hasta que éste muriera y a quienes les hacía predicciones que posteriormente resultaban ser ciertas.

Cabaña

La fama de la bruja de Bell creció tanto que atrajo a las autoridades y a los estudiosos de los fenómenos paranormales. El General Andrew Jackson (quien años más tarde fuera presidente de los Estados Unidos de 1829 a 1837) decidió mandar a un exorcista profesional o cazador de brujas quien viajó en un carruaje rumbo a la hacienda de John Bell, aunque justo cuando iba llegando a los alrededores de la finca, las ruedas del carruaje se atascaron y éste ya no pudo avanzar. Cuando las personas de dentro del transporte estaban buscando la causa de aquel atoramiento, la voz de Kate se manifestó y les citó para aparecerse esa misma noche en una cabaña de madera que había en la hacienda de Bell. Una vez que su voz dejó de sonar, las ruedas volvieron a girar y el carruaje pudo concluir su recorrido.
Muchos libros y estudios serios se han escrito documentando estos inexplicables hechos aunque a día de hoy, en Adams, de aquel fenómeno tan curioso no quede más que la celebración de un festival anual llamado KateFest en donde se cuentan historias, se intercambian experiencias y se dan cita los expertos y los aficionados a los fenómenos paranormales.
No obstante, nunca nadie ha podido explicar qué fue en realidad aquella entidad a la que el pueblo bautizó como la bruja de Bell, pero lo que sí se sabe es que John vio su salud cada vez más debilitada hasta que un 19 de diciembre de 1820 amaneció en un estado tal de estupor del que ya no se recuperaría y que le causó la muerte al siguiente día.
Las apariciones de Kate continuaron incansables por un año más, hasta que prometió irse para regresar siete años más tarde, lo cual cumplió retornando en el año 1928, eso sí, por poco tiempo (aunque durante una visita de tres semanas a su antigua residencia, John Bell junior divulgó que una voz misteriosa se había comunicado con él, prediciéndole la Guerra Civil americana, la Gran Depresión y ambas guerras mundiales), después de lo cual prometió que para la próxima vez iba a tardar 107 años en volver, es decir, en 1935. Pero en esa fecha no se divulgó ninguna información creíble de hechos extraños relacionados con este caso.

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