viernes, 15 de mayo de 2009

Mercedes-Benz SLR

Litros y más litros de cromo (material para metalizar partes de vehículos) cubriendo por entero un Mercedes-Benz SLR modelo deportivo cuyo valor supera el medio millón de dólares.

Mercedes-Benz SLR

De esta forma, un artista chino ha creado una escultura de este supercoche deportivo de lujo. El vehículo se puede ver expuesto junto a un café en la Zona Artística 798, una antigua fábrica de herramientas desmantelada en Pekín (China).

Mercedes-Benz SLR

(Personalmente, me seduce más la versión menos artística.)

jueves, 14 de mayo de 2009

Puja millonaria por instrumentos de tortura

Instrumentos de torturaUna amplia colección de instrumentos de tortura utilizados en los siglos XVI y XVII va a ser puesta a la venta en Nueva York (Estados Unidos) -aunque algunas de las ganancias irán a entidades de caridad que abogan por el fin de esta práctica-.
Se trata de algo fascinante y terrible a la vez. Insólita serie de objetos, libros y documentos que conforman una colección única.
De origen alemán y adquirida a finales del siglo XIX por el conde de Shrewsbury, Inglaterra, hay prácticamente algo para causar dolor en cada una de las partes del cuerpo. Un objeto para mantener la lengua colgando hacia abajo conocido como "desgarrador de lengua" con el que se castigaba a los blasfemos y herejes, un asiento cubierto de púas, un guante de acero para poner en el fuego y luego sobre la mano para quemarla, máscaras de escarnio para forzar el silencio, un potro de tormento de 4,27 metros de largo para estirar el cuerpo de la víctima, botas, tornillos de mano, exprimidores de pies, cables, grilletes, cadenas, argollas, esposas, "atrapa brujas" e incluso la espada de un verdugo.

Instrumentos de tortura

En total, 252 instrumentos, cientos de grabados sobre tortura y una colección de libros raros dedicados al tema que van a ser vendidos como una colección o bien rematados individualmente en una cita posterior.
Se estima que la colección podría llegar a recaudar varios millones de dólares. Y pese a lo brutal que son estas cosas, es historia y estos elementos se perderían en caso de ser dispersados.
La colección fue exhibida en Gran Bretaña y Estados Unidos a finales del siglo XIX. (El 26 de noviembre de 1893, un artículo en 'The New York Times' describía lo que era entonces una colección de 1.300 piezas, señalando que "miles de personas han contemplado estas terribles reliquias de una era semibárbara", todas las cuales "han sido de hecho utilizadas".) Eventualmente fue adquirida por un superviviente noruego del Holocausto que residía en Estados Unidos en la década de 1950 y ahora será puesta a la venta por sus herederos.
La decisión de poner tales objetos en una subasta tiene que ver con la petición del vendedor de donar un porcentaje no especificado de los ingresos a obras benéficas como Amnistía Internacional, de las que están en campaña para prohibir la tortura.

Instrumentos de tortura

Como comento, hacia 1890 la colección fue comprada en Inglaterra y exhibida en el país y después se llevó a Nueva York en 1893. De esa época data un catálogo completo, incluido en la colección que se ofrece a la venta. También incluye un libro de visitas, con comentarios y miles de firmas. Posteriormente, la colección fue presentada en una feria de Chicago, y allí es cuando se pierde su rastro. Hasta después de la II Guerra Mundial, cuando Arne Coward, un noruego que fue perseguido por los alemanes porque protegió a judíos, la compró y la llevó a Estados Unidos.
Coward murió en los años 70 y la colección quedó en manos de sus familiares herederos, que decidieron ahora presentarla a la venta porque hoy en día se está hablando demasiado de tortura y muy pocos parecen ser conscientes de ello.

sábado, 2 de mayo de 2009

Jack el Destripador: Caso (casi) cerrado

La macabra leyenda de Jack el Destripador ha alimentado la fantasía de varias generaciones y se ha convertido incluso en una atracción turística para la ciudad de Londres, que ofrece rutas guiadas por los lugares de la Inglaterra victoriana que fueron escenarios de aquellos horrendos crímenes. Pero ahora, Andrew Cook, un historiador británico que ha investigado al más famoso asesino en serie de la historia londinense, ha llegado a la conclusión de que Jack el Destripador, el supuesto asesino de al menos cinco prostitutas a finales del siglo XIX en el este de Londres y que causó una oleada de pánico en 1888 entre las mujeres de la capital, no fue una sino varias personas, y que ese personaje fue un invento de un periódico sensacionalista que relacionó los brutales homicidios para aumentar sus ventas.
En su libro 'Jack the Ripper: Case Closed', Cook cita el testimonio de Percy Clark, un experto forense de la comisaría de Whitechapel, que examinó personalmente los cadáveres de las cinco víctimas. Cuando los reporteros del periódico East London Observer le preguntaron algunos años después, en 1910, por las cinco prostitutas, éste contestó: "Creo que un hombre fue responsable (del asesinato) de tres, pero no creo que lo fuera en los otros casos".
También el veterano policía Thomas Arnold, adscrito a la misma comisaría del Este de Londres cuando comenzó la serie de asesinatos, declaró al jubilarse que nunca consideró que una de las cinco prostitutas, Mary Kelly, hubiera sido asesinada por Jack el Destripador.
El verdadero beneficiario de aquellos asesinatos fue un periódico, The Star, lanzado poco después de que comenzaran la serie de crímenes, que fue también el primero en sugerir, tras el asesinato de tres mujeres, que el homicida era la misma persona. Gracias al tratamiento sensacionalista de aquel caso, The Star logró que sus ventas subieran hasta 232.000 ejemplares al día. Pero cuando un zapatero local al que el periódico había identificado como el principal sospechoso fue puesto en libertad por falta de pruebas, el diario vio caer rápidamente las ventas.
Según Andrew Cook, The Star entonces respondió publicando una carta cuyo autor, que firmaba "Jack el Destripador", se ufanaba de los asesinatos, aunque una experta en caligrafía sostiene que la carta la escribió un periodista del diario llamado Frederick Best.
No obstante, es dudoso de que estas nuevas conclusiones lleguen a acabar con el mito. A lo largo de más de un siglo de especulaciones y nuevas teorías se han llegado a apuntar hasta 175 posibles sospechosos. Al margen de complicadas versiones, como la que apunta a un personaje relacionado con la Familia Real, la que cuenta con mayor fuerza es la que señala al judío polaco Aaron Kosminski. La Policía habría dado con él, pero debido a la falta de pruebas sólidas y a su estado de enfermedad mental no lo llevó a juicio; moriría después en un manicomio. También pudo haber sido otra persona, que tras los crímenes desapareció del mapa, bien porque se suicidó o, algo más probable, porque fue detenido por otro delito y acabó tragado por el sistema carcelario o en algún hospital.

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