martes, 23 de diciembre de 2008

Arturo y sus guerreros fantasma

La apacible región occidental de Inglaterra es una tierra legendaria. Se dice que fantasmas y hadas recorren sus colinas, y jaurías de perros sobrenaturales merodean por las ciénagas de Dartmoor. Pero quizás el relato más poderoso es el que proviene del castillo de Cadbury en el condado de Somerset. Las murallas de esta prominente fortaleza de la Edad de Hierro rodean una colina de la que se rumorea no sólo que está hueca, sino que además está habitada.
En la década de 1930, una profesora anónima contribuyó a aumentar la espeluznante reputación de la zona cuando habló de la extraña procesión que presenció en la montaña de Cadbury. Mientras ella y una compañera conducían por el lugar ya entrada la noche, explicó, vieron un grupo de luces brillantes que desfilaban lentamente por la loma. Una inspección más de cerca reveló que el resplandor procedía de unas antorchas sujetas a las lanzas de una tropa de guerreros armados. Un gigantesco hombre montado a caballo conducía a los soldados en medio de la oscuridad; después desaparecieron.
La narración de la maestra bien podría ser una historia de fantasmas más, de no ser por la legendaria índole de los ocupantes de Cadbury. Según la tradición local, la colina fue en otro tiempo escenario de la corte del rey Arturo. Los arqueólogos confirman que la antigua fortaleza pudo alojar a un jerarca en el siglo VI, cuando el guerrero conocido como Arturo luchó contra los sajones. Durante siglos, los lugareños han declarado que Arturo duerme con sus soldados en el interior de la colina de Cadbury y por la noche cabalga a la luz de la luna. Dicen que espera el momento en que Inglaterra esté preparada para la batalla y requiera su servicio una vez más.

lunes, 22 de diciembre de 2008

La reina Escorpión

Kanchana KaetkaewKanchana Kaetkaew, la reina tailandesa del escorpión, a sus 38 años, sujetando un escorpión entre otros muchos que le recorren el cuerpo antes de introducírselo en la boca durante más tiempo que cualquier otro ser humano.
Esta mujer fue capaz de pasarse 32 días en el año 2002 encerrada en una jaula de cristal de doce metros cuadrados con 3.400 escorpiones -los arácnidos le picaron nueve veces durante el tiempo que permaneció encerrada, pero sobrevivió a todas las picaduras- y encontró el amor en el tailandés Bunthawee Siengwong (31 años) que entre otras lindezas compartió 28 días con 1.000 ciempiés. El caso es que, poco después de conocerse y jurarse amor eterno, decidieron contraer nupcias el día de San Valentín, como marca la tradición tailandesa. Lo hicieron en una casa "encantada" en la localidad de Pattaya, a ochenta kilómetros de Bangkok, y en una ceremonia de grupo que bautizaron como "Hasta que la muerte nos separe". Para que no faltase de nada, el vestuario nupcial estuvo manchado de sangre, no fuese que la ceremonia quedase demasiado aburrida. Por supuesto, la pareja estuvo patrocinada por el museo Ripley Créetelo o No de Pattaya, una rareza que puso en marcha un hombre que fracasó como dibujante de cómics y que se dedicó a recopilar objetos extraños por más de doscientos países. Para acabar, tras su enlace matrimonial -en 2006-, pasaron la noche de bodas en el interior de un ataúd.
No obstante, y pese a lo que pueda parecer, Kanchana tiene una dura competidora en Malasia: Nur Malena Hassan, que fue capaz de arrebatarle el récord del mundo en 2004 tras pasar 36 días en compañía de 6.060 escorpiones. Nur, se dedicó todos esos días a leer, ver la tele y saludar a los curiosos que se acercaban a ver el espectáculo. Sólo salía de la jaula quince minutos al día para ir al lavabo, y dos minutos el día de su 27 cumpleaños, que coincidió en esas fechas, para cortar la tarta. No dormía más que cuatro horas diarias, porque los escorpiones son más activos por la noche. "Hay mucha tensión viviendo con ellos", afirmó Nur Malena Hassan, que se pasó cinco años entrenándose para acabar resistiendo las picaduras y el veneno de los arácnidos. Gracias a la inmunidad autocreada, pudo aguantar las diecisiete picaduras que le infligieron los bichos, lo que tiene muchísimo mérito, porque el veneno de los escorpiones contiene ochenta toxinas diferentes, diez de ellas tremendamente venenosas para el ser humano. Estas toxinas, nada más ser inoculadas por el aguijón del arácnido, viajan rápidamente por la sangre humana para atacar ahí donde más daño hacen: páncreas, corazón y pulmones. Cuando un escorpión alcanza a un mortal con su aguijón, lo primero que ocurre es que se le eriza a uno la piel, hasta ponérsele de carne de gallina. Después aparecen los síntomas del miedo: calambres, dificultad respiratoria, salivación, convulsiones, relajación del esfínter, fiebre y vómitos. Y de ahí al paro cardiaco, la pancreatitis o el edema pulmonar, hay un suspiro.

domingo, 7 de diciembre de 2008

El hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo

Aunque la gran mayoría de los jugadores han abandonado la antigua creencia de que la caída del dado está controlada por los dioses, esa especie de idea-esperanza de que uno puede influir conscientemente el resultado del lanzamiento de los dados -o el giro de la rueda de una ruleta, o las figuras que surgen en una máquina tragaperras- continúa atrayendo jugadores insistentemente a los casinos de todo el planeta.
Buena parte de los científicos afirmarán que únicamente las leyes de probabilidad determinan que un jugador pierda o gane. La rama de las matemáticas conocida como cálculo de probabilidades predice lo que puede esperarse que suceda, por término medio, como fruto del azar. Por ejemplo, un jugador que busca conseguir un seis doble en una tirada de dados se enfrenta a unas probabilidades de treinta y cinco contra uno; es decir, de cada treinta y seis tiradas, el seis doble saldrá por término medio, una sola vez. Cuando alguien gana unas apuestas impresionantes (mil millones contra uno, por ejemplo) la teoría explica que, estadísticamente, era obligado que sucediese; aunque solo una vez de cada 1.000.000.001 ocasiones.
Uno de los ejemplos más famosos de esta inflexible ley de los términos medios es el protagonista de la canción, muy popular en otro tiempo, 'El hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo'. Un desconocido inglés, llamado Charles Wells, se convirtió en 1891 de la noche a la mañana en una celebridad, cuando hizo saltar la banca en la mesa de ruleta de un casino por un valor de 20.000 dólares -cantidad muy considerable para aquella época- y volvió a conseguirlo nuevamente y en contra de todas las apuestas al día siguiente. (Hacer saltar la banca en un casino no significa que el casino se va a la bancarrota. Significa tan solo que la mesa se ha quedado sin más fichas. En Montecarlo, se ponía un paño negro sobre la mesa cuando este hecho acontecía, señalando una especie de luto.)
Se dice que la llave del éxito de Charles Wells estuvo en jugar un sistema en el que apostaba diez fichas de inicio, y si perdía, reducía la apuesta a nueve fichas, ... en cambio, si ganaba, aumentaba una ficha. Sea como fuere, lo que sí se conoce es que con sus ganancias, Charles Wells se compró un barco a vapor que bautizó con el nombre de 'Palais Royale'. Aunque el resto de su historia no inspiró a ningún compositor. Al final, Wells regresó a las mesas de juego, donde perdió toda su fortuna y mucho más. Encarcelado más tarde por fraude, el hombre que hizo saltar la banca en Montecarlo murió sin un céntimo. No podía ser de otra manera. ¿O sí?

sábado, 6 de diciembre de 2008

Máscara antigás

I Guerra MundialExtraordinaria fotografía de un soldado francés junto a su perro usando ambos su correspondiente máscara antigás durante la I Guerra mundial en el frente de trincheras. Durante este periodo fue cuando se crearon y emplearon experimentalmente las armas químicas más letales de la historia por lo que el uso de estas máscaras estuvo particularmente extendido aunque su efectividad en entredicho.

viernes, 5 de diciembre de 2008

William Price

William PriceWilliam Price, joven doctor galés que vivió alrededor de 1830, era en sí mismo una mezcla de creencias poco ortodoxas. Estaba convencido de que si los pacientes enfermaban, era el médico el que debía pagar.
Nacido en una tierra famosa por su rica ganadería bovina, se hizo vegetariano afirmando que "el comer carne hizo que saliera la bestia que el hombre llevaba dentro", y tuvo una amante porque consideraba que el matrimonio esclavizaba a las mujeres. Hijo de un sacerdote cristiano, se siente un druida reencarnado.
En el transcurso de un viaje a Francia en 1839, Price encontró "una piedra en la que se hallaba grabado el retrato de un antiguo bardo recitando a la luna", y aseguró que estaba repleta de señales que sólo él podía desvelar.
Obsesionado por el druidismo, pensaba que a través de él y de su hijo dicha secta sería restituida. Practicaba los antiguos rituales ataviado con una túnica blanca, pantalones verdes y un sombrero de piel de zorro, y en 1884 hizo una aparición pública en una exposición de arte, hablando de su nacimiento 3.700 años antes, cantando una canción galesa y dejando al descubierto algo parecido a unas medias rojas cubiertas de jeroglíficos verdes.
Cuando en el año 1884 su hijo recién nacido murió, Price lo incineró, siguiendo las antiguas costumbres druidas. Dicho suceso horrorizó a los habitantes del pueblo de tal modo que Price fue encarcelado. Su defensa, en la que alegó que "la tierra es para los vivos" logró, sin embargo, convencer al juez, y antes de dos años fue legalizada la incineración en Inglaterra. El propio Price fue incinerado tras su muerte en 1893.
(En la imagen superior retrato de William Price, con su traje escarlata cubierto de símbolos, y que aparecía en su obra 'La voluntad de mi Padre' de 1871. En ella Price se proclamaba "hijo del Bardo Primitivo Galés"; ...

Cremación

... y aquí la cremación del propio William Price).

lunes, 1 de diciembre de 2008

Rezos

MutiladoUn musulmán mutilado rezando en una mezquita de la ciudad de Karbala (Irak).

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